La Mujer en el Camino

La mujer como una causa, la mujer como una consecuencia o la mujer como un Camino, estas preguntas determinan las propiedades y las calidades de la mujer y como resultado su rumbo hacia la realización o la “utilización”.

Tal vez en una sociedad perfecta no vale la pena plantear estas preguntas. En ella sería posible seguir a un sistema de coordenadas particular, que al menos, no empeoraría la naturaleza del ser humano. Sin embargo, si una mujer está dispuesta no sólo a seguir, sino también a crear, tiene que entender las herramientas para crear. O, mejor dicho, la disposición real, que a menudo está sustituida por el deseo, la emoción o la reacción provocados precisamente por la vida o el comportamiento caóticos y no por una determinación razonable.

La capacidad de llevar a la vida de un estatuto contradictorio a un Camino claro y bien determinado, vivido y experimentado con consciencia, da la oportunidad no sólo de llevarse a un cierto conjunto de acciones adicionales, pero también de realizar en sí mismo el estatuto de un ser humano, que en la naturaleza femenina se expresa en su esencia fisiológica (a diferencia de la naturaleza del hombre). Por supuesto, todo lo anteriormente dicho se refiere a aquellas mujeres que son capaces de darse cuenta del estatus de su naturaleza y no sólo ser parte de un espacio no controlado.

Hablando de la mujer en el Camino, lo más peligroso es reducir todo a unas definiciones o ver el asunto desde el punto de vista de tales características, cuales, en general, privan de sentido toda la discusión. Por eso, es importante tener bien clara la comprensión del proceso como un ciclo en el que se revela el estatus energético, fisiológico y mental. Cualquier Camino es una experiencia, pero puede tener o una base de reacciones, o una base mental, con la última somos capaces no sólo de entender y sacar conclusiones, sino tomándolas como una base, de cambiar, reconstruir y lo más importante, perfeccionar a nosotros mismos. Y, por supuesto, para cualquier Camino se debe poseer la fuerza suficiente, la capacidad de acumularla y aplicarla, y esta es la principal tarea de una mujer en el Camino.

 

05 abril 2013

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