Perfumista

IV. Cuerpo Sufí

Debido a la falta de correspondencia, buscamos las respuestas a nuestras preguntas en el lugar equivocado. Nosotros sólo reaccionamos y no tratamos de entender al otro. Pero aquí también surge un problema para el europeo: para él existe el “Di sí”; mientras que para el árabe esto es “vive bajo la ley del sí”.

— Has notado qué fragancias esparce el bazar occidental, donde la base son los aromas que nos acercan a un campo esencial: aquí y ahora.

… la limpieza: esto es la correspondencia con la naturaleza del espíritu, la naturaleza del cuerpo etéreo.

Los aromas de atracción atraen la nariz como en los maoríes.

— Los aromas de atracción son un examen serio para nosotros, ya que reducen nuestra vibración. Aunque, por supuesto, debemos ver qué se considera atractivo. Cuando, por ejemplo, el vodka ha tapado la nariz del ruso, la Coca Cola ha tapado la nariz de los norteamericanos (y no sólo la de ellos) y las salchichas, la de los alemanes, es difícil tomar y considerar en serio estos olores estimulantes (que, de hecho, son atractivos).

Sin embargo, hoy en día todo el mundo de la perfumería trabaja para la reducción de las cualidades humanas tratando de excitar todo lo que se puede excitar. Si a uno le estimula el olor de carne de cabra o de salchichas, prepararán para él un perfume con olor de carne de cabra o salchichas. Todos estos olores, que en la actualidad todo el mundo admira, antes habrían sido una espantosa pesadilla para los perfumistas. El aroma básico siempre ha sido el cuerpo.

Para muchos perfumistas, el patrón del aroma era el cuerpo de una muchacha joven. ¿Por qué? Porque el cuerpo de una muchacha joven genera y mantiene en sí todas las fragancias necesarias para nosotros y también el cuerpo mismo es un aroma, por así decirlo, a café con leche.

… No, con crema. Este es el aroma del amor, pero no este amor carnal, en cuya dirección nos empujan los afrodisiacos modernos, sino un amor ¡supremo!

… debemos saber sumergirnos en las fragancias y no usar notas primitivas obtenidas con modos cualitativamente bajos, que además tratan de arreglar y perfumar. Pero una cosa es preparar fórmulas y otra cosa diferente es comprender con qué se preparan. Si uno no aprende a extraer aceite de jaspe, ágata, zarzaparrilla o yohimbina, no puede llegar a ser perfumista.

El Perfumista es la demostración suprema, es un mago que debe ser capaz de saber adónde va y por qué.

Las fragancias de atracción no son sólo un conocimiento acerca del afecto profundo, sino también de cómo preparar un aroma fuerte. Y esto no es un simple uso de ámbar o almizcle…

Éste es el conocimiento supremo del aroma corporal, el aroma del cuerpo de café. Un aroma celeste. Y en este caso la reducción de la frecuencia es inaceptable. Aunque la atracción puede ser hacia la Tierra y puede ser hacia el Cielo, ¡se debe saber esta diferencia! El Perfumista trabaja para el espacio y no para el mercado.


Lea más sobre el tema en el libro “Perfumista”.

 

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